Resumen científico - 88

A continuación, compartimos con todos Uds. un resumen de las novedades más destacadas del mundo de la ciencia y la tecnología.

Malos hábitos: comemos mal, nos enfermamos más 




Un típico combo -hamburguesa, gaseosa y papas- equivale a un churrasco de 250 gramos, dos ensaladas medianas (de tomate y zanahoria una; de lechuga, repollo y remolacha la otra, ambas sazonadas con dos cucharaditas de aceite), dos fetas de queso, un pan, un vaso de leche descremada y dos frutas. ¿Atraería este menú a los comensales si tuviesen conciencia plena de lo que están comiendo? Probablemente, no.




La incitación al consumo y la información nutricional confusa explican en parte por qué la mesa de los argentinos aún está lejos de alcanzar un equilibrio saludable. Los expertos señalan que estos hábitos provocan el desarrollo de enfermedades no transmisibles, como la diabetes, la obesidad, la hipertensión y aun el hígado graso no alcohólico a edades cada vez más tempranas.

Según un trabajo, al mes pasado, del Centro de Estudios sobre Política y Economía de la Alimentación (Cepea) presentado en la cumbre, los argentinos comemos más del doble de carnes, harinas y dulces que lo recomendado; menos de un tercio de las frutas y las legumbres que necesita el organismo, y menos de la mitad de las verduras y los lácteos que aconsejan la Organización Mundial de la Salud y las Guías Alimentarias Argentinas).

Esta brecha es más pronunciada en los sectores bajos. "Allí, la obesidad pasa por el consumo de harinas y derivados (pan y fideos) que, junto con la papa, aportan calorías saciantes y económicas. Además se consume gran cantidad de grasas saturadas en panificados con grasa y cortes grasos de carne que son más económicos. En los sectores de mayor nivel socioeconómico se consumen cortes magros, lácteos descremados y más frutas y verduras, pero también más fiambres, snacks y comida rápida. Y la clase media vive en tensión permanente entre cuidarse y gratificarse.

El país ostenta el consumo de pan, gaseosas y sodio más alto del mundo. Hay una crisis de la comida casera: sólo en la ciudad de Buenos Aires hay 600 pizzerías, 120 locales de cadenas de comida rápida y 700 agencias de mensajería para delivery. Factores como la pérdida de la mesa familiar, la costumbre de los chicos de comer mientras juegan con la consola o la computadora, la invitación constante al consumo, el uso de los locales de comida rápida como lugar de reunión de adolescentes, las dietas que se ponen de moda y la información alimentaria confusa combinada con etiquetas nutricionales difíciles de leer hasta con anteojos de aumento conspiran con la adquisición de mejores hábitos.

Se detecto, por ejemplo, que el 66,5% de los adultos no puede ver el rotulado de los alimentos. Tampoco existe la costumbre de hacerlo y nadie educa a los pacientes en cómo leer una etiqueta.

Uno de cada 10 chicos argentinos tiene hígado graso no alcohólico, una enfermedad metabólica que aparece por la acumulación de grasa en las células del tejido hepático. Se advierte sobre el crecimiento de esta afección en esta década debido a los "hábitos de vida poco saludables", que combinan el sedentarismo durante horas por el uso excesivo de las pantallas y el consumo de comida "chatarra".


Fuente: La Nación

Los medios de la ciencia 




* Por Pablo Esteban

“La divulgación es la continuación de la ciencia por otros medios”, rezaba la frase que popularizó Leonardo Moledo, el más célebre y agudo periodista que ensanchó las espaldas del campo divulgativo en Argentina durante las últimas décadas. Sin embargo, más allá de su llanura y claridad, esta afirmación sugiere un engranaje subyacente mucho más complejo del aparente y abre las puertas hacia un universo que puede resumirse del siguiente modo: la ciencia no es patrimonio de quien “descubre” o quien “inventa” sino que pertenece a todos aquellos que demuestran curiosidad por aprender sobre un nuevo modo de pensar la vida.

No tiene sentido el hermetismo, pues el acto hermenéutico implica un proceso de resignificación y construcción simbólica del que nadie está exento. La circulación de saberes necesita de científicos, pero también de divulgadores: actores encargados de cerrar el círculo que define el proceso de codificación y decodificación del conocimiento en la sociedad.

A partir de las primeras décadas del siglo XX, un ejército de sociólogos estudió los fenómenos de comunicación de masas y, desde diversos enfoques, opinó sobre la relevancia de los medios en la configuración de las mentes humanas. Ahora bien, ¿de qué manera transmiten los mensajes? En concreto, ¿qué ocurre respecto de los contenidos científicos?

Claudio Sánchez es ingeniero industrial recibido en la Universidad de Buenos Aires y profesor de Física en la Universidad de Flores. Escribió numerosos libros entre los que se destacan Físicamente; Todo lo que sé de ciencia lo aprendí mirando Los Simpson; y La ciencia en el país de las maravillas. Dedicado a la enseñanza y a la divulgación de las ciencias desde hace más de treinta años, aquí explica su nuevo libro y opina sobre el desempeño de los medios en la comunicación de las novedades que se producen en el área.

–Una de sus producciones más conocidas se titula Todo lo que sé de ciencia lo aprendí mirando Los Simpson. ¿No le parece un tanto exagerado?

–Sí, por supuesto, supongo que es un título marketinero. En verdad, lo que sé de ciencia lo aprendí mientras estudiaba y leía libros de física, química y matemáticas. Sin embargo, Los Simpsons despertaron mi curiosidad en innumerables oportunidades. Se trata de un programa que funciona como un motor de ideas. En una multiplicidad de episodios, se narran fenómenos científicos que me impulsaron a investigar y a querer leer más y más al respecto. En general, me traslado a la fuente para analizar la información y chequear que lo que se proyectó en la pantalla chica se desarrollaba bajo ciertos parámetros científicos.

–¿Por qué le interesa analizar cómo los medios comunican la ciencia y no enfatiza en otros modos de divulgación?

–Siempre me interesó cómo la ciencia aparecía retratada en los medios de comunicación: analizaba publicidades, películas, historietas, etc. Así es como surgieron mis primeros libros sobre divulgación. Además, es un ejercicio que me divierte y entretiene. Pienso que es algo así como una perla que se encuentra, como un tesoro o bien una aventura. Por ejemplo, yo no veía Los Simpsons hasta que un amigo me comentó que en un episodio habían mencionado y descrito de una manera errada al “efecto Coriolis” (que puede ser definido como el efecto que se observa en un sistema de referencia en rotación cuando un cuerpo se encuentra en movimiento respecto de dicho sistema de referencia). De este modo, a continuación me hice una pregunta muy simple: ¿por qué un dibujo animado incluía un fenómeno científico?

–Recién usted señalaba que el efecto Coriolis no está bien explicado en el capítulo de Los Simpson. En general, ¿se encuentra con muchos equívocos mientras realiza su trabajo?

–Creo que hay de todo. Curiosamente, los guionistas de Los Simpsons son muy finos y aciertan bastante. Lo que más me sorprendió es que Lisa es quien reivindica este mito cuando afirma que el agua, en los inodoros y desagües ubicados en los hemisferios norte y sur, gira en sentido contrario. Ella siempre explica a la familia ese tipo de asuntos intelectuales y científicos.

–Numerosas críticas se realizaron desde la sociología de los medios que denuncian que la pantalla chica “anula la creatividad”. Sin embargo, usted mencionó que “se enchufa” con la TV. Logra concentrarse y razonar aún más. ¿Cómo lo logra?

–Tal vez me concentro para detectar algún guiño científico que sea susceptible de ser contado. Y siempre, por supuesto, tengo un anotador para no olvidarme de lo observado. Luego, como ya comenté, amplío los datos con fuentes de confianza. Sin embargo, más allá del esfuerzo interpretativo, es algo que disfruto y me gusta mucho.

–¿Usted observa programas de ciencia o sólo ficciones en que se disparan algunos asuntos científicos?

–Sólo miro ficciones porque los programas científicos, salvo raras excepciones, no son entretenidos y para mí eso es fundamental. Más aún teniendo en cuenta las restricciones que impone un medio como la televisión. Hay que desprenderse de esa asociación que nos invita a asemejar la ciencia a lo aburrido. Los contenidos que se observan en ficciones o en dibujos animados nos brindan pequeñas dosis de divulgación.

–En este sentido, ¿cómo definiría el concepto de divulgación?

–Desde mi punto de vista divulgar es acercar la ciencia al público. Yo espero que si comento o escribo algo respecto a algún asunto científico nadie me pregunte para qué sirve, sino más bien que me cuente si se mantuvo entretenido o si se aburrió con mis narraciones. Que le resulte valioso en sí mismo sin una justificación utilitaria de por medio.

–¿Piensa que en el acto de divulgación se resignifica la comprensión del fenómeno científico que pretende explicar?

–No, creo que hay que saber diferenciar. El que produce ciencia está sujeto a innumerables fracasos, un trabajo de prueba y error con muchísimos obstáculos. En cambio, quien divulga tiene una tarea mucho más fácil pero no por eso menos importante: se trata de tomar el producto terminado y embellecerlo. En mi caso particular, selecciono algunos sucesos que sé que resultan atractivos para contar y los comparto. En general, escribir sobre la historia de la ciencia, las estrategias que se pusieron en práctica para desarrollar tal o cual invento, y las intimidades de los protagonistas y sus chismes, funcionan bien.

–¿Qué opina acerca de la divulgación en Argentina?

–Pienso que se progresó mucho en los últimos quince años. En 1999 escribí un libro sobre divulgación que se relacionaba con acertijos. Recuerdo bien que cuando quería presentarlo a las editoriales era uno de los pocos libros de ciencia que estaba escrito por un autor argentino y redactado en castellano. En aquella época, era raro que se reunieran estas dos características en un mismo producto. En la actualidad, se publican centenas de esta clase de libros.

–Cuénteme acerca de su nuevo libro Ciencia en horario central. La ciencia de The Big Bang Theory...

–Los principales protagonistas en The Big Bang Theory son científicos. Sheldon Cooper (Jim Parsons) es un ex niño prodigio y físico teórico graduado en el Instituto Tecnológico de California (Caltech); Leonard Hofstadter (Johnny Galecki) es físico experimental y también investiga en el Instituto; luego hay un astrofísico hindú llamado Rajesh Kootrappaly (Kunnal Nayyar); y por último, Howard Wolowitz (Simon Helberg), quien es ingeniero recibido en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Además de la profesión, los cuatro comparten su gusto por la ciencia-ficción, las historietas de superhéroes y cierta dificultad que les impide relacionarse con mujeres.

–¿Por qué escogió esta serie?

–Creo que porque se trata de un buen cóctel que combina comedia y ciencia. En cada capítulo de The Big Bang Theory se pone en evidencia un acontecimiento científico. “Guiños” que no modifican la trama pero que a me interesan abordar. Es como armar un rompecabezas que, una vez concluido, torna más compleja e integral a una serie que de por sí es muy buena. Ocurre algo similar a lo que sucedía con Los Simpson: el televidente realiza nuevas interpretaciones a medida que observa decenas de veces el mismo capítulo repetido. En síntesis, escojo hechos del programa relacionados a la física cuántica, a la gravedad, a la teoría de la relatividad, etc. y trato de explicarlos.

–Observé que en su libro incluye algunos ejemplos, ¿quiere contar alguno?

–Sí, por supuesto. En un episodio (titulado “The barbarian sublimation”), Penny (Kaley Cuoco) –una mesera y aspirante a actriz– entra en el departamento de Sheldon, mientras él y sus amigos preparan un experimento. Han puesto un parlante apoyado horizontalmente en la mesa y conectado a un equipo de música. El parlante está forrado en papel film para hacerlo impermeable y vierten sobre él una mezcla de almidón de maíz (maicena) y agua. Aunque la mezcla se ve perfectamente líquida, cuando la música empieza a sonar, el líquido baila, adoptando formas como si, por alguna razón, la vibración del parlante le diera consistencia. Lo que visualmente apreciamos como la consistencia de un líquido, cuán espeso es, técnicamente se llama viscosidad. Así, el aceite es más viscoso que el agua, y la mermelada, más viscosa que el aceite. Cuando Newton estudió este fenómeno en el siglo XVII encontró que la viscosidad es una propiedad de cada líquido y que varía con la temperatura. Por eso el aceite caliente fluye más fácilmente que el aceite frío. Sin embargo, hay ciertos fluidos cuya viscosidad varía además según la tensión a la que están sometidos. Por no seguir el comportamiento descripto por Newton, a estas sustancias se las llama “fluidos no newtonianos”. Uno de los ejemplos más comunes de este tipo de fluidos es, justamente, la mezcla de almidón de maíz y agua, en partes iguales.

–Comprendo, mediante su trabajo extrae las huellas científicas que se evidencian en la comedia y amplifica su análisis para democratizar el acceso. En la actualidad, ¿tiene otro proyecto en camino?

–Por el momento opté por esta modalidad de libros cortos que, en general, van asociados a mi conferencia anual. Cada año preparo exposiciones que se suelen brindar en el café científico de Santa Fe o en el de Córdoba. La idea es que las personas adquieran una base de conocimiento científico. En definitiva, que del mismo modo que alguien puede decir: “Qué problema, mi compañero no conoce a Mozart o a Bethoven”, se comente “qué problema, mi compañero no conoce al (físico) Richard Feynman”.

–¿Y por qué piensa que ocurre eso?

–Considero que la ciencia no forma parte de la cultura. Debería, pero creo que hace falta trabajar mucho para que ello ocurra. Por ejemplo, en cualquier programa de radio o televisión están los columnistas de deportes, de política, y de gastronomía, pero no hay uno de ciencia.


Fuente: Página 12

Hallan en Inglaterra un Stonehenge
cinco veces más grande que el original
 





Stonehenge, el monumento prehistórico ubicado en el sur de Inglaterra, es uno de los sitios arqueológicos más visitados del mundo. Ahora, un equipo de investigadores descubrió que, a menos de 3 Km de allí, hay enterrados cerca de 100 monolitos que podrían constituir el monumento neolítico más grande construido en Gran Bretaña. Las piedras, de 4.500 años de antigüedad y algunas de 4,5 metros de altura, fueron halladas a cerca de un metro bajo tierra gracias a un sofisticado radar que puede penetrar el suelo.








Fuente: BBC Mundo
Fuente: Clarín

Científicos argentinos logran detener
el crecimiento del tumor de cáncer de páncreas
 





Mediante el uso de un virus del resfrío (adenovirus) modificado genéticamente, investigadores pudieron inhibir fuertemente el crecimiento de este tumor tan agresivo. El estudio es experimental, por lo que todavía no se aplica en pacientes.

El cáncer de páncreas es de los tres más agresivos junto con el melanoma avanzado y el glioma (tumor maligno del cerebro). Hasta el momento no existe ningún tratamiento eficaz para este tipo de cáncer: cuando se disemina, las terapias actuales, basadas en quimioterapia, logran una sobrevida que no supera el año.

Ahora, en un modelo experimental, investigadores de nuestro Instituto (FIL) abordaron un enfoque diferente: modificaron por ingeniería genética un adenovirus (causante habitual del resfrío común) para lanzar un ataque selectivo contra el tumor. Los resultados son alentadores: lograron inhibir en un 80 por ciento el crecimiento de cáncer de páncreas diseminado.

“No sólo conseguimos inhibir el crecimiento y diseminación del tumor, sino que en algunos casos también se logró su desaparición completa”, afirmó uno de los investigadores. Además, “en seres humanos estos virus se comportan como vacunas terapéuticas ya que llevan en su interior genes que estimulan al sistema inmunológico para que actúe como respuesta adicional al ataque viral”, destacó.

El virus oncolítico utilizado tiene un tamaño 100 veces menor al de la célula y fue diseñado para funcionar como un caballo de Troya. En su superficie se introdujeron proteínas específicas que funcionan como si fueran llaves que reconocen receptores, especie de cerraduras presentes en la superficie de las células malignas de páncreas. Una vez que ingresan, los virus comienzan a multiplicarse y a eliminar a las células malignas, evitando atacar a las normales.

Para inhibir el crecimiento tumoral, los científicos combinaron los virus oncolíticos con quimioterapia. La aplicación de virus terapéuticos permitió reducir significativamente la dosis del fármaco que se usa habitualmente en pacientes con cáncer de páncreas (gemcitabina) y que suele tener efectos tóxicos adversos en tejidos sanos. La estrategia terapéutica resultó ser eficaz y segura, sin toxicidad asociada a órganos normales como pulmón, hígado y riñón.

La investigación consiste en un aporte sustancial en la búsqueda de nuevas alternativas de tratamiento efectivo para pacientes con cáncer de páncreas, que, en el 85 por ciento de los casos, son diagnosticados en estadios avanzados. El siguiente paso será pasar a la fase de ensayos clínicos para probar si esta novedosa estrategia terapéutica puede mejorar la salud de miles de pacientes que sufren cáncer de páncreas.


Fuente: Tomá mate y avivate

Crean videojuegos para rehabilitación motriz 




Investigadores sanjuaninos desarrollan software de realidad virtual para incentivar la rehabilitación en personas con discapacidad motriz.

Los videojuegos suelen tener un poco de mala prensa entre padres y madres. Muchos los asocian con factores negativos como pérdida de tiempo, aislamiento y sedentarismo. Pero los videojuegos también pueden presentar aspectos positivos. Uno de ellos es favorecer la rehabilitación de personas con discapacidades motrices.

A este beneficio apunta el programa Red Latinoamericana de Desarrollo de Videojuegos para la Salud, que comenzó a implementar el Instituto de Informática de la Universidad Nacional de San Juan (IDEI – UNSJ). A partir de esta iniciativa, investigadores del IDEI, junto a colegas de otras universidades argentinas y una colombiana, están desarrollando videojuegos en tres dimensiones (3D) que tienen el objetivo de complementar las terapias de rehabilitación de personas con dificultades motrices. De esta manera, pacientes con parálisis cerebral, por ejemplo, son interpelados por el juego para realizar ciertos movimientos con la cabeza y así poder avanzar dentro de un universo virtual que propone atravesar diversos niveles de dificultad.

“Una terapia muy difundida para estos casos es la equinoterapia, pero debido a la logística necesaria para llevar a los pacientes y a los altos costos que implica, las sesiones se hacen una vez por semana o menos. Entonces, lo que queremos ver con estos videojuegos es si pueden aportar a la mejora de la condición física. Si, por ejemplo, entre una y otra sesión de terapia, pueden jugar a que están en un entorno tridimensional desde su propio hogar. No pretende suplantar a la kinesiología, sino apoyarla”, explicó uno de los responsables del proyecto.

Una ventaja del desarrollo es que está pensado para utilizarse en cualquier celular inteligente o tablet, con solo descargar unos lentes de realidad virtual de la plataforma Google Cardboard e imprimirlos en cartón o plástico corrugado. “Tenemos dos videojuegos. Uno es el que se maneja con los movimientos de la cabeza y consiste en una nave espacial que va disparando a partir de los comandos enviados por la persona. Y el otro es sobre la búsqueda de un tesoro dentro de un laberinto. En ambos casos, el terapeuta puede modificar el grado de sensibilidad para adaptarlo a los distintos tipos de discapacidad”, señaló el responsable.

Según el especialista, el desarrollo de videojuegos para la salud es un área relativamente reciente, por lo que presenta un campo muy interesante en el cual investigar y, también, una buena oportunidad para la inserción comercial de este tipo de productos.


Fuente: El otro mate

Se rindió la prueba PISA en el país
con un desafío: mejorar
 





Falta poco más de un año para que la educación vuelva a ser, por un día, tapa unánime de los principales diarios del mundo. La coincidencia se reitera cada tres años, cuando se dan a conocer los resultados de la prueba internacional PISA, que evalúa a los alumnos de 15 años de 73 países en lectura, matemática y ciencias. El primer paso de ese largo proceso se acaba de concretar en las escuelas de toda la Argentina.

En el país, 7.500 alumnos rindieron la prueba entre el 31 de agosto y el 4 de septiembre, en 238 escuelas, públicas y privadas. El examen, que este año pone el énfasis en ciencias, duró dos horas. En 2012, la Argentina quedó en el puesto 59 entre los 65 países que fueron evaluados entonces. Por eso el desafío ahora es mejorar.

Tras el examen, algunos alumnos que hicieron la prueba en la Ciudad compartieron sus impresiones con Clarín: “La parte de Matemática fue la más difícil porque las consignas planteaban problemas, y no estamos acostumbrados a estudiar así”, dijo uno de los alumnos. “Al ser una prueba sin nota, estás más relajado”, aseguró otro. “Cuando una pregunta era difícil, directamente no la respondía y pasaba a la siguiente”, contó un tercero. Ahora habrá que esperar hasta diciembre de 2016 para conocer los resultados.

La ciudad de Buenos Aires participó con una muestra mayor que el resto de las provincias, para obtener un informe propio sobre el desempeño de los alumnos porteños: convocó a 59 escuelas y 2.000 estudiantes.

En rigor, el recorrido de las escuelas por PISA 2015 comenzó en marzo, cuando se empezó a preparar la participación argentina en la prueba. “Este año hicimos un gran esfuerzo de sensibilización previa, para que la comunidad educativa se sienta parte de la evaluación y no la perciba como algo externo, sino como una instancia pedagógica más”, explicó Sergio Siciliano, director de la Unidad de Evaluación de la Calidad y Equidad Educativa de la Ciudad.

Durante esta etapa de trabajo previo, hubo dos meses de preparación y tutorías con los alumnos seleccionados para rendir. “Ejercitaron con consignas similares a las que plantea la evaluación. Se les explicó en qué consiste la prueba, y que ellos al responderla están representando al país”, señaló Siciliano.


Fuente: Clarín

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